
Siento un placer que roza la perfección
entre la bruma y la nieve.
Quizás, en realidad,
sean solo dialéctica y alcohol.
Pero en esa nube te encuentro a ti,
junto a mí,
sin ruido ni cercos.
Somos libres para ser.
Te siento libre, por fin, en nuestro tapiz.
En lo más hondo del deseo
solo nos vence el desmayo.
Entre tus brazos, entre los míos.
En una pastosa madrugada de amor.